La importancia de la educación emocional

Saber interpretar nuestras emociones

En los últimos tiempos se le ha dado más relevancia a la salud mental en la sociedad, aunque queda un gran camino por recorrer. El saber interpretar nuestras emociones, ser capaces de identificarlas y tener las herramientas necesarias para cuidarnos debe ser vital, algo que se ha puesto especialmente de manifiesto con el inicio de la pandemia. Según un estudio llevado a cabo por la OMS, se estima que uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes sufre de problemas de desarrollo, emocionales o de comportamiento. Las investigaciones demuestran que el 50% de los problemas de salud mental de los adultos empiezan antes de los quince años y el 75 % antes de los dieciocho años. Para ello se debe empezar con una buena educación emocional des de una temprana edad, no solo las familias deben ser responsables en la crianza de sus hijos; sino que también la escuela es un entorno idóneo en el que sentar sus bases. Las aulas de las escuelas deben ser uno de los lugares fundamentales donde los alumnos puedan aprender a gestionar la dimensión emocional, y el desarrollo de las habilidades socioemocionales debe tener un papel esencial tanto a nivel personal como a nivel de aula.

Existen diferentes maneras de adquirir el conocimiento para poder trabajar las emociones, y poder transmitirlo de la mejor manera posible a los niños, ya sean nuestros alumnos o nuestros hijos. Desde la escuela debemos proporcionar las herramientas necesarias para que, a través de diversas actividades, como pueden ser juegos, tengamos la oportunidad de establecer un dialogo con los alumnos y que ellos puedan obtener la capacidad autónoma de poder expresarse con un lenguaje que les permita definir sus sentimientos y emociones y les sea valioso para poder aplicarlo en sus relaciones.

Desde el curso 2020/2021, en la etapa de secundaria, hemos depositado la confianza en la fundación SEER, entidad de referencia en este ámbito.  El equipo SEER adapta estos talleres a las necesidades de cada grupo, ya que previamente se ponen en contacto con el centro para saber cuáles son las necesidades específicas que trabajar la inteligencia emocional en cada grupo. Los objetivos de estas actividades son favorecer la conciencia de las propias emociones y de las los demás, y proporcionar herramientas para facilitar el bienestar propio y el del grupo a través de la gestión de las emociones que causan malestar y la potenciación de las emociones de bienestar. En esta ocasión hemos trabajado varios ámbitos, los cuales han sido la adaptación a la nueva etapa de secundaria, identificación y acción contra el bullying, la resolución de conflictos y la gestión de la frustración para favorecer su autoestima.

Parte del profesorado hemos sido testigo de estos talleres y podemos asegurar que los alumnos muestran un gran interés en los temas que se les presentan, y se benefician de los recursos que se les facilitan. Nos parece que la organización regular y frecuente de este tipo de talleres debe ser un elemento crucial del plan tutorial de la escuela, que va a repercutir en un mayor bienestar de nuestros estudiantes, a nivel de definición de valores en su educación emocional.

Este es uno de nuestros primeros pasos para que la educación emocional tome la importancia que se merece en nuestra comunidad dentro del proyecto del “wellbeing” de nuestro centro. El bienestar no sólo debe ser físico, sino también emocional para poder enfrentarnos a los nuevos desafíos que la sociedad nos puede brindar en el futuro.

Gina Llamusí
Profesora inglés – coordinadora secundaria