Internet supuso un gran cambio en el uso de la tecnología en nuestra sociedad allá por los años 90, cuando se extendió su uso civil dando así comienzo a la era digital. Pero la auténtica revolución empezó una década después, cuando el acceso a Internet dejó de estar circunscrito a los ordenadores de mesa para pasar a los teléfonos móviles. Solo con conexión a la red y un teléfono móvil somos capaces de comunicarnos con cualquier parte del mundo y realizar prácticamente cualquier acción. Todo con un dedo y un dispositivo que no pesa ni 200 gramos. En este sentido, disponer de este acceso casi universal puede ser algo tan positivo como negativo para el usuario. Precisamente, para tratar los peligros de adicción que pueden llegar a sufrir nuestros alumnos por el uso del móvil, el próximo día 20 de mayo, se realizará una conferencia destinada a los adultos que lleva por título ‘Massa Pantalla?’, a cargo del psicólogo y director del Institut Psicològic Marc Masip, que es experto en adicción a las nuevas tecnologías: Artículo La Contra en La Vanguardia. El encuentro tendrá lugar a las 19 horas en el comedor de Princess Margaret International School. Marc Masip desglosará una serie de argumentos en contra de un uso indiscriminado y sin control de los móviles.
El 91,7% de los españoles se conecta a Internet a través de un teléfono móvil, según el estudio La Sociedad de la Información en España 2016, elaborado por Telefónica. El informe de consumo móvil de 2015 de la compañía Deloitte indica que un 88% de la población tiene dispositivo móvil, y que solo nos supera Singapur, con un 92%. En 2018, 25 millones de personas afirman tener un perfil en Facebook, 4,9 millones en Twitter y 15 millones en Instagram. Es evidente que la evolución del teléfono móvil es el responsable de esta explosión de programas en Internet.
Si nos fijamos en las 50 ciudades más pobladas del país, los perfiles de personas de entre 18 a 39 años suponen el 42% del total, según el estudio anual de la agencia de comunicación The Social Media Family. Además, 9 de cada 10 estudiantes españoles afirma tener un perfil en, al menos, una red social. Los dispositivos inteligentes no son el futuro, sino el presente de nuestros alumnos.
Los alumnos usan el móvil de manera constante. No hay excusa (o, como mínimo, es más difícil inventarse una) para no responder mensajes o llamadas. Mantienen relaciones sociales basadas en la comunicación online y gracias a las redes sociales, de manera que construyen nuevas identidades en Internet. A menudo, en las redes intentan ser quienes no pueden ser en la vida real. Esta búsqueda del reconocimiento social en Internet se nota especialmente entre los estudiantes, que a menudo han de construir sus perfiles digitales con esmero para poder ser populares, o incluso para no ser marginados, sobre todo fuera de las aulas.
Para el alumnado, las redes sociales son un espacio principal y de consenso en que se relacionan sexoafectivamente y, en demasiados casos, donde aparecen como reproductores y potenciadores de las violencias machistas. Las redes acostumbran a ser su escaparate social y, a menudo, también escaparate de su propia hiperexposición y sexualización. Esa hiperexposición puede desencadenar procesos de ansiedad y de adición al móvil. Volviendo al estudio La Sociedad de la Información en España 2016, leemos que un 5% de la población entre 15 y 65 años sufre estos problemas.
Ahora bien, aunque los peligros son reales y es necesario educar a nuestros alumnos para evitar estos episodios, existen argumentos a favor, y las ventajas para la educación que aportan los dispositivos móviles en la competencia digital, han de hacernos superar nuestros miedos y exprimir al máximo los pros que la tecnología ofrece a alumnos y profesorado. En el uso de la tecnología móvil la lista de actividades formativas que podemos llevar a cabo en el aula con un teléfono inteligente es inacabable, aunque quizá la más positiva de todas sea educar en los valores del rigor, el respeto y la curiosidad al alumnado. De esta manera, con un móvil en clase podemos comprobar cualquier dato o hecho, y ampliar nuestros conocimientos leyendo sobre el asunto de manera rápida y fácil.
Argumentos a favor: el uso del teléfono móvil en el aula permite, por ejemplo:
Podemos pensar en argumentos en contra, como el bullying, el acoso, las agresiones machistas, la ludopatía o cualquier otra adicción. que seguirán siendo un problema, algo a evitar, entre nuestro alumnado, tengan un teléfono móvil o no lo tengan. De hecho, es inevitable que los jóvenes tengan un móvil en la mano fuera del aula y resulta absurdo pretender volver hacia atrás en el tiempo. Esta es la era digital, la era de las nuevas tecnologías y, siendo conscientes de los riesgos que los teléfonos móviles entrañan (que no son pocos), la misión consiste en aprovechar al máximo lo que la tecnología nos permite. ¿Se distraen los niños en clase con un dispositivo móvil en la mano? Sí, pero también lo harían observando el vuelo de una mosca. Llevamos potentes ordenadores en el bolsillo, aparatos que en diez años nos ofrecerán un abanico de programas de aprendizaje aún más amplio que ahora. En Princess Margaret International School trabajamos para que nuestros alumnos y alumnas reflexionen sobre el uso adecuado de los dispositivos móviles, que sean capaces de tomar decisiones siendo siempre muy conscientes de los puntos negativos que la tecnología puede acarrear.
El debate entre el uso del móvil en el aula o restringir su acceso al colegio está sobre la mesa. Existen argumentos a favor y en contra, pero lo que es indiscutible es que la tecnología forma parte de nuestras vidas, y el aprendizaje es parte de la vida. La oportunidad de educar a nuestros alumnos en un tema tan delicado como es el uso de los móviles, ya sea fuera o dentro del aula es única, y ahora es el momento.
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