Geocaching

La geolocalización, es decir, saber donde nos encontramos en el espacio y el tiempo, es uno de los primeros problemas que la humanidad tuvo que afrontar. Inicialmente, en la prehistoria, se utilizaron señales de humo para poder regresar a sus hogares. Posteriormente se utilizaron las estrellas para orientarse. La invención de la brújula permitió a los navegantes determinar finalmente su destino, primero la latitud y posteriormente la longitud.

Así como conocer la latitud (distancia angular entre el ecuador y el punto en que uno se encuentra) fue un problema fácilmente resuelto con la observación de las estrellas o el sol, la longitud (distancia angular entre un meridiano de referencia y el punto en que uno se encuentra) era imposible determinar usando la astronomía. Ello conllevó muchos problemas a los navegantes y algún que otro naufragio. El problema resultó tan acuciante que se ofreció una gran suma de dinero para quien lo resolviera. Y nadie era capaz de resolverlo, hasta que el relojero John Harrison inventó un cronómetro que no se veía afectado por el oleaje y que permitía a los navegantes calcular la longitud conociendo la diferencia horaria entre el punto en el que se encontraban y la costa. Por desgracia Harrison tardó en recibir la recompensa y ni tan solo le dieron lo prometido cuando la recibió cuando ya contaba 80 años de edad. Murió tres años después.

A principios de siglo XX la triangulación de señales de radio terrestres permitió a navegantes, pilotos y tropas militares conocer su posición de forma precisa. Por el mismo método ha sido posible una geolocalización perfecta a través de satélites artificiales, el conocido como sistema GPS que se aplicó primero en los navegadores de los automóviles, y posteriormente en los smartphones. Como curiosidad, si no se corrigieran efectos relativísticos debido a posiciones relativas y diferencia de potencial gravitatorio entre relojes, el sistema nos desviaría 11 km/día. El GPS demuestra que la relatividad de Einstein no solo es correcta si no que debe tenerse en cuenta.

En Princess Margaret International School hemos aplicado éstos y otros conocimientos durante la unidad de indagación relacionada con “Cómo nos organizamos en el espacio y el tiempo” para orientarnos utilizando la tecnología.

Geocaching es una aplicación para dispositivos móviles que permite localizar pequeños “tesoros” escondidos por otros usuarios. Se trata de una app gratuita hasta cierto nivel, que ha generado a nivel mundial la creación de grupos y asociaciones dedicadas a su práctica.

Sin embargo, puedes empezar como usuario individual y tiene como objetivo encontrar objetos que las personas que conocen la app han dejado escondidos por todo el mundo. Esconden cajitas u otros pequeños objetos que gracias a la geolocalización o mediante pistas llevan a encontrarlos. Es posible encontrar una caja en cuyo interior un papelito indica las personas que la han encontrado con anterioridad. Tras escribir nuestro nombre y la fecha del hallazgo volvemos a dejarla en su lugar para que otros participantes puedan localizarla.

Gracias a esta app los alumnos y alumnas del Princess Margaret International School han practicado la orientación, en este caso en un entorno urbano, pero también es posible encontrar objetos en otros entornos. Por lo tanto, se trata de una actividad que se practica al aire libre y que es muy saludable. Se puede practicar de forma individual o en familia o con amigos. Permite así la sociabilización y también se pueden dejar comentarios en la aplicación: advertencias sobre dificultades encontradas, u orientaciones. Por último, mediante la práctica de esta actividad también es posible descubrir nuevos lugares.